martes, 3 de julio de 2012


En Curva del Diablo y Centro Pastoral de BG
70 policías custodiaron en
diligencia a Feliciano Cahuasa 




BAGUA GRANDE (A. PINTADO).- La población de los sectores aledaños al centro pastoral de esta ciudad salieron alarmados la tarde del pasado miércoles 27 de junio de sus viviendas al ver el inusitado movimiento policial recordando lo que sucedió el 5 de junio del 2009, tras los hechos lamentables de la Curva del Diablo donde murieron como consecuencia del desbloqueo de la carretera Fernando Belaunde Terry, 34 personas entre policías, nativos y civiles. 
El movimiento policial incluyó la presencia de un promedio de 70 efectivos y el desplazamiento de 15 unidades provenientes de las dependencias policiales de Chachapoyas, Utcubamba y Bagua hacia el centro pastoral de Bagua Grande, con ocasión del cumplimiento de una diligencia judicial que fue encabezada por el juez penal liquidador de Utcubamba, Dr. Jorge Pérez Toro, contando para ello con la presencia del fiscal provincial, Dr. José Loayza Ventura, dos intérpretes de Cahuasa, su defensa a cargo de la abogada, Karina Oballe Gozzing de la comisión episcopal de acción social y del vicariato de Jaén y un representante de derechos humanos de ANDES. 
Feliciano Cahuasa, quien vestía un polo claro a rayas y un pantalón azul, llegó al centro pastoral de Bagua Grande, resguardado por un promedio de 10 policías siendo aproximadamente las 4.44 pm del pasado miércoles. En una decisión cuestionable desde todo punto de vista por parte del juez  se ordenó a que la prensa no ingrese al interior del local a fin de captar las incidencias de la citada diligencia, colocando sin embargo un cordón policial infranqueable en la puerta de ingreso.
De la misma manera y por espacio de algunos minutos un policía de tránsito paralelamente mientras se desarrollaba la citada diligencia, cortó el tránsito vehicular en la Av. Mariano Melgar a pocos metros de la Parada Municipal. Al promediar las 5.38 pm tanto el juez como el fiscal abandonaron el centro pastoral sin brindar ninguna declaración a la prensa y mas bien optaron por abordar sus respectivos vehículos raudamente que los esperaban con el motor encendido. Horas antes al promediar las 2 pm se realizó una diligencia similar de reconstrucción de los hechos en la Curva del Diablo, específicamente en la carretera Fernando Belaunde Terry donde Feliciano Cahuasa solo se habría limitado a señalar el lugar donde se encontraba hasta producirse los hechos del 5 de junio del 2009.
Cabe precisar que el juez Dr. Jorge Pérez Toro, días antes y pese a haberse cumplido un exceso de carcelería de Feliciano Cahuasa de 36 días recluido en el penal Huancas de Chachapoyas, solicitó se amplíe las investigaciones en torno a que al citado indígena el dia de los lamentables acontecimientos se le responsabilizó de portar el fusil AKM del desaparecido Mayor PNP Felipe Bazán Soles, siendo encontrada dicha arma tras ser escondida en uno de los ambientes del centro pastoral de Bagua Grande, lugar donde la iglesia a través del párroco de Utcubamba, RP Castinaldo Ramos García, logró  refugiar un promedio de 800 indígenas. 
CEAS: NO ERA UN DELINCUENTE AVEZADO
Entretanto, la abogada de Feliciano Cahuasa, Dra. Karina Oballe Gozzing, no dejó de mostrarse sorprendida en declaraciones a este semanario por el inusitado movimiento de vehículos y efectivos policiales.
“El procesado es un indígena y viene siendo imputado por delitos que no han sido debidamente comprobados, no es su condición de delincuente avezado, sin embargo la policía nacional y el juez han visto la necesidad inexplicable de movilizar 70 policías y alrededor de 15 vehículos provenientes de tres provincias de Amazonas. Fue exagerado el resguardo policial de mi patrocinado” refirió la abogada.
La abogada tampoco dejó de mostrar su sorpresa debido a la actitud de impedir el ingreso a la prensa al centro pastoral precisando que era el juez que en este tipo de diligencias es él quien decide quienes participan y quienes no, pero que el hecho ya se había venido investigando desde hace tres años y por lo tanto, no había nada que ocultar.

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