LA
TEORÍA ECONÓMICA
Y
LAS EMPRESAS-PAÍS
Dr. Hugo
SALINAS
Hasta la fecha,
la Teoría Económica oficial no presenta un modelo que demuestre la
eliminación de la pobreza y el desempleo, ni en el corto ni en el largo
plazo.
Y hay razón para
ello. La teoría económica oficial, conocida como la economía neoclásica, acepta
solamente un tipo de repartición del Resultado Neto de la actividad económica. Y
es precisamente este tipo de repartición el que genera pobreza y desempleo.
¿Entonces, cómo la Teoría Económica puede demostrar la eliminación de la pobreza
y desempleo si en su seno lleva al mecanismo que genera esas dos enfermedades
más graves de la Humanidad?
Además, nunca lo
explicita. Este tipo de repartición está tan internalizado en el comportamiento
de las personas, incrustado en la Constitución y las Leyes que, supone, no es
necesario explicitarlo. De donde, los estudiantes terminan siendo doctores o PhD
en economía sin saber que están manipulando solamente una parte de la teoría
económica: aquella regida por la Repartición Individualista, y que respalda
teóricamente las atrocidades del Capitalismo.
En términos de
una economía moderna, la Repartición Individualista significa que el 100% de las
utilidades de la empresa (Resultado Neto de la actividad económica) pertenece
únicamente al propietario o a sus accionistas. Ni un solo centavo para los
trabajadores y el resto de la población, a pesar de que son ellos quienes han
generado, de una manera directa o indirecta, estas utilidades. Una
aberración, teórica y práctica, que debe ser corregida para encontrar la paz, la
cohesión social y el reconocimiento de la persona humana.
El argumento
mayor que se esgrime es que todos aquellos que participan directamente en la
actividad empresarial reciben una remuneración en contrapartida. Es cierto, el
obrero recibe un salario, así como las instituciones financieras que participan
en la operación reciben una remuneración según la tasa y el monto prestado.
Pero, estos y otros insumos del acto empresarial son parte de su costo de
producción. Al obrero se le paga por el esfuerzo desarrollado como al gerente
por su habilidad en la dirección de la empresa. A las instituciones financieras
se les retribuye por el uso de un capital que pudo tener un igual rendimiento en
otro acto empresarial. Todo esto es parte de los costos en que incurre un acto
económico. ¿Y en base a qué fundamento el propietario de la empresa o sus
accionistas son los únicos propietarios de las utilidades (Resultado Neto de la
actividad económica)?
Una de las
explicaciones es que, tanto el empresario como los accionistas “arriesgan” su
capital al financiar una empresa. Y por consiguiente, las utilidades son “la
recompensa” a esa toma de decisión riesgosa. Sin entrar en una discusión
teórica, utilicemos el sentido común. Si el empresario o los accionistas
arriesgan su capital para apropiarse de la totalidad de las utilidades; con el
mismo criterio, ¿por qué el país no financia sus propias empresas a fin de que
la totalidad de sus utilidades pertenezcan a todos los habitantes del país en
partes iguales?
Este es uno de
los fundamentos centrales de mi propuesta de generar una “economía de mercado
con dos sectores”. El sector 2, a crear desde cero, deberá aglutinar a todas las
empresas que serán financiadas por el país. De ahí su nombre: empresas-país. El
financiamiento-país es un crédito que se otorga a las empresas-país a nombre del
país. Esto significa que el financiamiento no proviene ni del Presupuesto
Público Nacional, ni de un aporte de los trabajadores, ni de un endeudamiento
interno a particulares, menos externo.
Entonces, el
financiamiento de las empresas-país no proviene del ahorro interno o externo.
Con ello se rompe un dogma de la Teoría Económica que exige un ahorro previo
para efectuar una inversión (I=S). Argumento falaz que ha servido para
justificar la búsqueda del capital extranjero porque, según dicen, los países
pobres no tienen capacidad de ahorro. Argumento que sirve a los corrompidos
presidentes de los países del tercer mundo, como los del Perú, para vender su
patria al mejor postor.
Que quede claro,
ex ante, las empresas-país no requieren ni de un ahorro interno ni de
capitales extranjeros para desarrollar proyectos de inversión. Además, esto
permitirá que se desarrollen los proyectos de inversión que requiere el país y
no, como sucede hasta ahora, que se desarrollan proyectos de inversión que
interesan a las grandes multinacionales. Empresas generadoras de grandes masas
de utilidades que son transferidas al extranjero en su totalidad, y no
contribuyen en nada a dinamizar la economía local. Al contrario, son solamente
fuente de contaminación ambiental, destrozo de los recursos naturales y protesta
social.
Peor aún si,
bajo la premisa de la falta de capacidad de ahorro interno, se opta por el
endeudamiento externo. Este facilismo sirve únicamente para pagar planillas
doradas, favorecer gratuitamente a los amigos-empresarios del gobierno, cubrir
programas de “inclusión social” que son solamente actividades de clientelismo y
perversión de los sectores desposeídos. Como consecuencia se tiene un gran fardo
que el país “pobre” debe pagar puntualmente todos los meses a los países ricos.
Un endeudamiento que se autoalimenta y que nunca termina por pagarse, al igual
que las deudas de los campesinos ante el encomendero en los tiempos del
Coloniaje: nunca terminaban por pagarse.
Cusco, 4 de
julio del 2012
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