POR: CARLOS
FLORES BORJA
Hace algunos años, nuestra capital provincial Bagua
Grande fue sede de hasta de dos congresos (uno nacional y otro internacional)
de escritores, que convirtió a nuestra ciudad -para nuestro orgullo- en capital
de la cultura. Desde allí, ya nada ha sucedido de trascendente en Utcubamba.
Fue el certificado de defunción de la asociación literaria Todas Las Sangres.
Producción literaria sigue habiendo en Utcubamba. Allí
están los libros publicados por Julio César Abad Alvarado y Carlos Ruiz
Paredes, los dos de trascendencia histórica y geográfica. También existen una
pléyade de literatos jóvenes produciendo casi clandestinamente y sin ninguna
posibilidad de hacer conocer sus creaciones, porque en nuestro medio no existe
ninguna revista literaria seria y menos dinero para fines editoriales.
Un pueblo que no deja rastro de su historia, de sus
costumbres, de sus tradiciones, es un pueblo que muere a pausas. Y eso no es lo
que queremos para Utcubamba, donde hay tanto de qué hablar y de qué escribir,
donde tenemos un río maravilloso y una naturaleza exquisita y bella que bien
nos servirían de fuente de inspiración.
Esperar que la municipalidad se ocupe de la cultura,
es como pedirle peras al olmo. La cultura, el arte, la literatura no son
rentables para un municipio empeñado en obras físicas (la mayoría de ellas
intrascendentes). La cultura y, en este caso específico, la literatura, no da
votos a los políticos, por eso no invierten en cultura.
¿Qué hacer entonces?. Dos cosas: o echarnos a llorar o
a organizare los escritores, literatos, historiadores, artistas plásticos y
todos los que produzcan intelectualmente, para conformar una gran asociación
cultural que retome el análisis de nuestra situación cultural y nos proponga lo
que habría que hacer. No hay otro camino. Escritores y artistas hay, tienen la
palabra. No dejen que nuestra Utcubamba se quede sin historia.
Sr cultos para ser libres. Exijamos que en los
presupuestos participativos también se planteen proyectos humanísticos, que nos
devuelvan nuestra identidad.

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