martes, 12 de abril de 2011

QUEHACER EDUCATIVO
Lic. Arnaldo Lizana Padilla.


UN CAMBIO PARA NO MORIR PROFESIONALMENTE

Iniciamos un nuevo ciclo académico. Los estudiantes, unos inician otros terminan. Las aulas empiezan abrirse, aunque, nunca debe cerrarse, el aula puede ser la comunidad, el país, el mundo. Las computadoras recomienzan a encenderse y apagarse con más impetuosidad. Los textos cambiaran de lugar diariamente. Las aulas se abren a recibir nuevos aires, renovadas ideas y nuevas personas con una voraz voluntad de cambio.

Iniciemos el año con optimismo, emprendamos esta nueva aventura con una tenaz actitud positiva. No hay motivo para partir de cero, del vacío. Los sendos esfuerzos que se hicieron antes habrán concluido en grandes, medianos o pequeños logros. Esos logros son nuestra base, nuestro punto de partida que nos ayudará a enrumbar o continuar las múltiples intenciones educativas.

Desde el primer contacto con los estudiantes llamemos la atención. Que vean y escuchen a un renovado maestro y renovada maestra. Un profesional con otra actitud que invita a leer el mundo, a leer la realidad de otro ángulo. Que observen en un maestro todos esos valores que van a regir a la institución o a desarrollarse en el área tutorial. Hablemos a los chicos y chicas positivamente que podemos cambiar la realidad, que ese cambio inicia por uno mismo; y es el momento.

Miguel Ángel Cornejo y Rosado dijo recientemente en una entrevista que somos un país muy deprimido. Cavilando lo dicho, encontramos razón; porque hay personas que todo le parece mal, todo les molesta, pensamos que otro no nos puede superar, no se acepta fácilmente que nos corrijan. Hemos incorporado al inconsciente una nueva actitud: el facilismo o que otros trabajen por mí. De eso nuestros alumnos se han dado cuenta, y lo peor, desde hace tiempo lo vienen ensayando. En cambio, si observamos una botella con poca agua y decimos que está media llena y no media vacía, podemos cambiar. Seamos positivos, optimistas, apostemos por ese gran cambio que se germina en uno mismo y se moldea en la familia, en la escuela, en la comunidad.

Maestros y maestras, aceptemos ese cambio como una forma de vida. La mayoría de personas temen los cambios. Se mantienen en el mismo lugar no porque no sepan funcionar en un medio nuevo sino porque les intima el proceso concreto de cambio. A los directores los hemos escuchado, hay profesores que no se deciden asumir nuevas actitudes, nuevos compromisos, no se disponen a cambiar; a los profesores, mis estudiantes ya no cambian. Y esta resistencia al cambio también alcanza a otras instituciones. Sin embargo puede estar absolutamente seguro de una cosa: ni usted ni nadie puede mantenerse siempre igual. Todos cambiamos.

En este nuevo año académico no sólo deben ser bienvenidos los estudiantes, también darle la bienvenida al cambio en vez de temerle.

El cambio es la base de la vida misma. Sino cambiáramos nos quedaríamos todos exactamente donde estamos, No habría crecimiento, no habría vida, no habría muerte. Nos guste o no, el cambio es parte importante de nosotros mismos. Somos parte de este mundo cambiante. No estamos aislados del resto de los habitantes de nuestras comunidades

No nos convirtamos en un DNI caducado. Necesitamos asumir nuevas actitudes de cambio. Un cambio para mantenernos vivos, vigentes. Un cambio para no morir profesionalmente. Lo escribió el autor del Poema XX: Muere lentamente quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no pregunta sobre un asunto que desconoce. Muere lentamente quien no disfruta de otros mundos, quien no lee. Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repite los mismos días el mismo trayecto.

Por todo lo dicho, necesitamos un cambio que alcance a quienes estamos inmersos en la titánica tarea de la educación, sobre todo a los estudiantes y educadores. Cuando hablamos de cambio en los educadores, hablamos de una transformación. Transformarnos como persona y como profesional y así poder exterminar a esa rutina que nos corroe.

No hay comentarios: