miércoles, 18 de mayo de 2011

La Casandra de Montesinos


El disparate Reynaldo dos Santos

Ya no saben qué hacer para impedir el avance de Ollanta Humala. Uno de sus últimos disparates ha sido traer a Reynaldo dos Santos, “el Profeta de América”, para que anuncie dos catástrofes: un terremoto en Lima y el triunfo de Keiko Fujimori.

Los promotores del personaje olvidaron que el farsante había estado en el Perú en días aciagos en los cuales se hacía llamar “el Brujo de Montesinos”.

Su anterior temporada limeña terminó cuando amenazó de muerte a Rómulo Espinar Alvarado, administrador del edificio miraflorino en que le habían alquilado un departamento. En ese tiempo, el 21 Juzgado Penal lo condenó a dos años de prisión. El profeta no había adivinado que eso le iba a ocurrir.

Esto me hace recordar que allá por los años 40 del siglo pasado, había en el centro de Lima una supuesta vidente llamada Flor de la Quintana. Un buen día, un chusco tocó a su puerta. Cuando ella preguntó “¿quién es?”, el palurdo le gritó: “¡adivina, pues, so cojuda!”.

Curiosa es la propensión de los Fujimori a servirse de adivinos. Mario Vargas Llosa recuerda en El pez en el agua que el padre de Keiko llevaba en 1990 en su lista de candidatos al Congreso “a su propio jardinero y a una adivinadora y quiromántica, embarrada en un proceso de Drogas, madame Carmelí”.

El “Profeta de América” ha difundido a dos cachetes un anuncio estremecedor. En Lima va a haber un terremoto demoledor. No ha dicho cuándo. Resulta que todos sabemos que, en efecto, cualquier año o día va a haber un sismo muy grave. Es un lugar común, que no necesita de cualidades proféticas.

El “adivino” precisó que el sismo puede tener consecuencias funestas, si no se adoptan medidas preventivas. No hacen falta dotes adivinatorias para saberlo.

En cuanto a La Victoria de la hija y cómplice de Alberto Fujimori, el “profeta” ignoró que también esa tragedia puede ser esquivada mediante una acción preventiva: votando por Humala.

El bello discurso pronunciado por Raúl Porras Barrenechea en la Galería de Lima el 17 de abril de 1953, reproducido en la Pequeña Antología de Lima editada por el Instituto Porras Barrenechea de San Marcos en 1965 y reeditada por Entre Nous en 1997 termina con estas palabras:

“Proponía yo, que en las vegas del Rímac, en los claustros y en los solares históricos se nos dejase, por lo menos, a los limeños viejos, el río hablador de los yungas, el puente de cal y canto de Montesclaros y de los románticos, y la Alameda de Micaela Villegas o de Merimée, y que los frailes, dentro de sus claustros amenazados, agreguen, entre sus rezos matutinos, este ruego suplicante para la ciudad: “De los alcaldes, de los terremotos y de los urbanizadores, líbranos Señor”.
Yo agregaría a la jaculatoria de Porras esta frase: “De los profetas baratos (que cobran caro), líbranos Señor”. Amén.

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