martes, 27 de septiembre de 2011

¿Asesinato premeditado?...Y una abominable incapacidad de respuesta.

"Yo no sé por qué si somos gente humilde nos hacen esto. Si nos quieren ayudar deben mandarnos alimentos sanos, no hacer eso con nuestros niños"…. (expresión de impotencia y dolor de una de las madres de familia que perdió a su hija de cinco años).
Son estas las Voces del Hambre y la Miseria….Las voces inocentes de niños sin escuela, niños todavía sin mañana.
En los últimos años, miles de niños y niñas han muerto y siguen muriendo en el país como consecuencia directa de una absoluta indiferencia de los gobiernos centrales y sus malas políticas económicas, sin inclusión social. Y lo que es aun peor, al menos seis de ellos mueren cada día por desnutrición y enfermedades. Esta es la cifra de niños y niñas que reflejan que muchos de ellos van quedado incapacitados de por vida o que vienen sufriendo daños graves, producto de malas praxis sanitarias o alimentos envenenados.
El 21 de setiembre hemos sido testigos y con horror del sufrimiento y pánico expresado por criaturas inocentes, cuyo único delito es ser extremadamente pobres y de una zona altoandina olvidada e inaccesible a un centro médico, lo que tal vez hubiese evitado este fatal desenlace. Hoy la I.E. N° 82311 del caserío Redondo, en el distrito de Cachachi, Cajabamba, Cajamarca, se constituye en el emblema del horror, la desesperación y del olvido de un sistema todavía ineficiente e incapaz de dar respuestas oportunas y asertivas ante actos que pudieron evitarse.

En esta hora trágica e indignante, manifiesto mi más profunda solidaridad y exigencia de sanciones ejemplares a responsables de tanta desidia y abandono. El dolor que embarga a decenas de estas humildes familias por la pérdida de sus niños, sus seres más queridos, los que ya no tendrán un nuevo amanecer en sus frías chozas de paja y de barro.
El presidente Ollanta deberá extender su mano solidaria pero al mismo tiempo actuar con firmeza y no descansar hasta ver severamente castigados a los responsables de esta terrible negligencia sanitaria y asistencial.

Que la labor de nuestro presidente no sea solo lírica; que sea la expresión más vívida y edificante por la vida y la salud de una infancia abandonada; pero que sus acciones y la muerte de estos inocentes niños quechuablantes en su mayoría salgan del corazón y del alma del Nuevo Sistema que queremos edificar …y no sólo del cerebro intelectualoide de tecnócratas, y pasar por agua tibia las abominables incapacidades de gestores, que aun no han aprendido a actuar ni a estar a la altura de respuestas valederas y actitudes de lucha genuina contra la extrema pobreza de nuestros pueblos.

Milagros del Rosario
Investigadora en Salud Pública y Gestión.

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