jueves, 26 de enero de 2012

MÁRTIRES DE UCHURACCAY EN EL RECUERDO


El 26 de enero de 1983, ocho periodistas y un guía, en su mayor parte jóvenes, ofrendaron sus vidas en el altar del martirologio, al ser linchados y muertos cruelmente en las alturas ichicanas de Ayacucho, por los comuneros de Uchuraccay. Ellos habían llegado a ese lugar con el objeto de enterarse de primera mano sobre las acciones subversivas de Sendero Luminoso y dar a conocer a la opinión pública del país, la realidad de lo que ahí estaba sucediendo. No se contentaron con los partes oficiales. Querían ver, con sus propios ojos, lo que estaba pasando.
En esa forma, cumpliendo con su magisterio periodístico, llegaron hasta esas punas, siendo masacrados por campesinos que los confundieron, al parecer con terroristas. Esta última aseveración tiene su explicación, si tenemos en cuenta que semanas antes, el Comando Militar, encabezado por el General E.P. Clemente Noel, había destacado hasta esas serranías a grupos de inteligencia que alertaban a los hombres del campo sobre la presencia terrorista, recomendándoles además que ellos debían actuar en defensa propia, antes de ser victimados por los subversivos. Asimismo, les dijeron que todo extraño que llegara por esos lugares, era un terrorista dispuesto a robarles, asesinarlos y que en consecuencia ellos debían tomar la iniciativa.
Fue esa la causa por la que ocho hombres de prensa fueron victimados, dejando para el futuro un ejemplo de valor, de acuciosidad por buscar la verdad, muriendo con sus banderas de libertad de prensa en alto y convirtiéndose en mártires, que viven y vivirán permanentemente en el recuerdo de todos los periodistas del Perú y del Mundo. Ellos dejaron de existir en un lugar inhóspito, lejos de sus hogares, en un paraje agreste y frío.
Uchuraccay, nombre extraño, gutural, un nombre languideciente, sin la nombradía épica de la Pampa de la Quinua, el prestigioso y artístico sin fronteras de los Toros de Arcilla Rosada de Pucará, o el abolengo rural de los jinetes de ojos azules y rostro pálido, conocidos como los Morochucos.
Uchuraccay, el nombre descendió de los cuatro mil doscientos metros de altura i llegó a las ciudades de la Costa Peruana, donde se concentra el poder, se filtró en el Palacio de Gobierno, en el Parlamento, a los Medios de Comunicación, al llegar la noticia de la muerte de los ocho periodistas , a manos de los comuneros de Uchuraccay.
PEDRO SÁNCHEZ GAVIDIA, menudo, de magro físico, pero tenía una voluntad de hierro y era capaz de realizar cualquier hazaña periodística. Pocos reporteros gráficos en el Perú, han registrado tanto para la historia de las imágenes.
EDUARDO DE LA PINIELLA, tenía 33 años cuando viajó a Ayacucho en 1980, había incursionado en el periodismo, era un agudo y tenaz reportero. La misión que se le había encomendado en Ayacucho, en plena ebullición subversiva, era la más trascendente, la más arriesgada de su carrera. Trabajaba en el Diario "Marka".
WILLY RETO, la primera foto que tomó fue cuando era niño, tenía 11 años y su padre, el veterano reportero gráfico ÓSCAR RETO, lo había llevado a una carrera de autos en Huachipa, en la que captó una imagen sorprendente, foto que fue publicada al día siguiente en el Diario "Última Hora", formando parte más tarde de la familia periodística.
JORGE LUIS MENDÍVIL, tenía solo 23 años cuando fue asesinado en Uchuraccay. Era sin embargo un versátil periodista y analista. Trabajaba en el Diario "El Observador".
JORGE SEDANO, antes de ser reportero gráfico, fue minero, electricista, carpintero y albañil. Pero fue en el periodismo que logró su cauce, por su temperamento imbatible. SEDANO tenía 52 años cuando murió. Era un agudo observador de la vida, sus fotografías lo reflejan.
FÉLIX GAVILÁN HUAMÁN, de origen campesino, consagró todos sus esfuerzos en la defensa de sus hermanos del campo y luchó por ellos, con verdadera pasión.
AMADOR GARCÍA YANQUE, empezó su carrera de reportero gráfico en la Playa de Agua Dulce y la concluyó trágicamente en las heladas punas de Uchuraccay.
OCTAVIO INFANTE GARCÍA, quien era el característico periodista provinciano, valiente, emprendedor, sacrificado y lleno de ilusiones. Fue el forjador de varios órganos de prensa, muy modestos, que se convirtieron en Ayacucho, en baluartes de la defensa de los Derechos Humanos y en denunciantes de los abusos e inmoralidades.

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